Entrenamiento y Lesiones: cómo cuidarte sin dejar de moverte
Nuestros entrenadores acompañan y supervisan la ejecución de cada ejercicio.
En el mundo del entrenamiento, todos perseguimos algo distinto: ganar fuerza, mejorar la resistencia, verse mejor o, simplemente, sentirse bien. Pero hay un punto común que une todos esos objetivos: la salud. Y la salud, en este contexto, se traduce sobre todo en moverse sin dolor ni limitaciones.
Entrenar para prevenir, no solo para mejorar
Uno de los beneficios más potentes del entrenamiento de fuerza es su papel como escudo contra las lesiones. Fortalecer los músculos da estabilidad a las articulaciones y protege zonas delicadas como rodillas, hombros o caderas.
Diversos estudios señalan que un programa de fuerza bien planificado puede reducir el riesgo de lesiones hasta en un 66%. No se trata solo de verte mejor, sino de moverte mejor y mantener tu cuerpo preparado para la vida diaria.
Cuando el entrenamiento se pasa de rosca
Entrenar también puede generar molestias: sobrecargas, tendinopatías o pequeñas irritaciones. Pero eso no significa que debas parar en seco.
El reposo absoluto rara vez es la solución más eficaz. Lo ideal es adaptar, no detener:
Baja la intensidad o el volumen.
Cambia ejercicios que agraven la molestia.
Cuida la técnica y la movilidad.
El movimiento controlado mantiene la circulación y la fuerza, y acelera la recuperación. En otras palabras: moverse, aunque sea distinto, siempre es mejor que quedarse quieto.
Entrenar el lado sano también ayuda
Si te lesionas una pierna o un brazo, seguir entrenando el lado contrario puede ayudarte más de lo que imaginas.
Este fenómeno se conoce como transferencia cruzada: el sistema nervioso transfiere parte de las adaptaciones de un lado al otro.
Así, trabajar el lado sano reduce la pérdida de fuerza y masa muscular en el lesionado y facilita una vuelta más rápida al equilibrio.
Fisioterapia preventiva: el mantenimiento que tu cuerpo necesita
No deberíamos ir al fisioterapeuta solo cuando algo duele. Igual que llevas el coche al taller antes de que se rompa, conviene revisar el cuerpo periódicamente.
Descargar tensiones, mejorar la movilidad o liberar sobrecargas hace que entrenar sea más seguro y duradero.
La combinación de entrenamiento planificado y fisioterapia preventiva es, probablemente, la mejor inversión en salud física que puedes hacer.
En resumen
El entrenamiento no es solo una herramienta estética: es tu seguro de salud personal.
Recuerda estas tres ideas:
Adapta, no pares, cuando aparezcan molestias.
Entrena el lado sano para ayudar al lesionado.
Cuida tu cuerpo con fisioterapia preventiva.
Moverte bien hoy es la mejor forma de seguir moviéndote mañana.